- Todo es materia prima
- Posts
- PDF corregido + un micro relato
PDF corregido + un micro relato
Hacer ficción con un momento simple de experiencia
Te escribo este breve mensaje entre-semana para contarte que hace unos días le di unos buenos retoques al descargable PDF gratuito “El arte de la ficción”, por si gustas bajarlo de nuevo y tener la última versión.
*
De paso, te dejo este micro-relato que escribí hace unos días en Bariloche:
Estabas perdida porque habías perdido algo importante, tu cámara de fotos, que podría haberte ayudado, en lo sucesivo, a generar recuerdos—más, como si faltaran. Sobre todo, dijiste, lamentabas perder las imágenes de una tormenta de nieve en la que casi habías muerto. Hacías tiempo en un café de la ruta. Te encontré junto a la ventana, llena de movimientos lentos, en un cuerpo que parecía contraído, o entorpecido, o iluminado, quién sabe, por algo, una interrupción, o un desvío. ¿Por qué no bajé las fotos a la computadora? ¿Por qué? Había tan poco viento que las cosas parecían dibujadas. Al no vibrar, el pino al otro lado de la carretera se veía como un fondo de cartón pintado, sin volumen. La carretera. Tal vez el vidrio gastado, o sucio, por el que distraíamos la atención, o por el que yo lo hacía, acaso porque no sabía qué decir, cómo acompañarte—cómo se acompaña a alguien a perder—, tal vez el vidrio, digo, gastado, o sucio, o terrible, ayudaba en la creación de esta especie de pintura vieja. El mundo, terrible nuestro mundo, se había transformado, de pronto, en un lienzo raído. Una última fotografía raída. Una última versión del mundo ido. No recuerdo las palabras exactas que nos llevaron a los dos, con una síncopa ilegible, levemente desajustados, a mirar afuera, hacia lo que nunca nos había pertenecido, lo que buscaba, salvajemente, seguir siendo extraño a nuestra historia, banal, por no decir, dramática—un dramático intento de agarrar las cosas, que no querían. Que ya no querrían. Pasaron dos camiones, juntos, como dos enamorados que escapan, por un campo, juntos, de la mano, pero que, aunque de la mano, iban a lugares diferentes. ¿Cómo lo supe? No, en verdad no lo supe. ¿Por qué no podrían, esos dos camiones, dirigirse al mismo destino? Te miré, por suerte no pude descifrarte. Sonreíste, o sonreí, al entender que todo puede ser leído literal, horrorosamente lineal, o incluso, arbitrario. Tal vez sonreímos, los dos, al notar cómo el paso de los camiones devolvía al pino su movimiento, su duda, su existencia.
*
¿Te animas a escribir un micro-relato y “hacer ficción” a partir de un momento simple de experiencia?
Abrazo grande!
Jada
PS. Ya te inscribiste en la MASTERCLASS GRATUITA del 13.11?
Reply