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Necesito entender para escribir?
Hasta mañana inscripción con descuento al taller del 15
Hace unos días, en una clase de mi programa de escritura, una alumna dijo que no estaba pudiendo avanzar con la escritura de un relato porque no entendía las razones del comportamiento de su protagonista. ¿Por qué hace lo que hace? ¿Por qué es como es? No puedo avanzar, decía mi alumna, porque no sé qué motiva al personaje, qué hay detrás de sus acciones, cuáles son sus razones íntimas.
Lo que me descubrí respondiéndole fue esto: no necesitas saber los porqués del personaje para avanzar; de hecho, hasta puede ser mejor que no sepas qué es lo que motiva al personaje, porque eso te puede dar, como narradora, una curiosidad, un interés, unas ganas de explorar.
Tal vez sea en el despliegue de esa curiosidad donde aparece el relato; tal vez el relato florece en esa imposibilidad de entender al otro.
En la vida cotidiana, no entender los motivos que mueven al otro a hacer lo que hace puede implicar peligro. En el arte de la ficción, esa imposibilidad de entender al otro puede ser celebrada—incluso, buscada.
En 1835, Nathaniel Hawthorne publicó un cuento breve llamado “Wakefield”, escrito a partir de la curiosidad por un caso, tal vez real, que presumiblemente leyó en el diario o una revista, una anécdota que no entendía y le produjo fascinación.
“Wakefield”, según Wikipedia, “trata de un hombre que un día, sin motivo aparente, deja su casa en Londres, a su esposa y a sus amigos, alquila una habitación justo al final de la calle, y desde allí observa cómo la vida sigue sin él durante más de veinte años. Esta historia, que sólo tenía siete páginas cuando se publicó por primera vez, ha adquirido cierta notoriedad y provocado una amplia variedad de interpretaciones desde que Borges la calificó en 1952 como la obra más conmovedora de Hawthorne y señaló su cercanía al mundo de Kafka, un mundo de "Castigos enigmáticos y deudas indescifrables.””
Notemos la expresión “sin motivo aparente” y el adjetivo “indescifrables”.
Tratándose de una anécdota conocida, y habiendo sido escrita varias veces por otros autores, ¿por qué volver a narrarla? Al parecer, Hawthorne buscaba alguna pista; él escribe su versión como si buscara entender. ¿Por qué ese hombre hizo lo que hizo? Al final del relato, propone una hipótesis; pero tal vez lo más interesante no sea ese intento de respuesta, sino la curiosidad que nos mueve a seguir las pistas de una pregunta.
Un relato de ficción, más que por certezas, puede avanzar a fuerza de preguntas. Como si el combustible del tren de la ficción fuera la incertidumbre. Como si hiciéramos ficción no para encontrarnos sino para perdernos.
¿Por qué creemos que como autores necesitamos, sí o sí, siempre, entender a nuestras personajes? ¿De dónde viene esa idea? ¿Qué pasa si cuestionamos esa idea? No saber es frustrante solo para la parte nuestra que quiere saber. Y del despliegue de esa frustración pueden aparecer cosas muy interesantes.
Como dice Peter Orner, muchos cuentos excelentes extraen su poder, su potencia, su magia, de la incapacidad para expresar lo que quieren decir.
Y parafraseando a María Negroni, tal vez hacer arte no se trate de ir a buscar respuestas, sino de mejorar la calidad de nuestra ignorancia.
Más que usar la ficción para definir al otro, podemos usarla para celebrar su misterio.
Tal vez, entonces, el relato no necesite que entendamos todo para recién después poder avanzar. Podemos describir acciones y comportamientos que no responden a ideas; porque si todo lo que hace el personaje responde a una idea que nos hicimos previamente, caemos en una manera muy controladora de crear ficción—una manera que, además, nos trae poca sorpresa.
¿No es hermoso que nuestro personaje nos sorprenda haciendo cosas que no podemos entender?
Si dejamos de esclavizar a nuestras obras, pretendiendo que digan solo lo que queremos decir (nuestras profundas ideas), entonces las obras pueden ponerse en pie y salir a crear su propia vida.
A eso les invitaré en el taller del 15 de octubre, a detectar los modos en que intentan controlar el sentido de sus narraciones, a transformar las conclusiones en preguntas, a celebrar la ambigüedad y la complejidad de las experiencias de sus personajes.
Con una primera parte teórica en que les mostraré con ejemplos del cine y la literatura la aplicación de estas ideas, luego veremos en sus propios proyectos maneras posibles de ganar riqueza y profundidad.
Hasta mañana 7 de octubre la inscripción tiene un descuento!!!
Aquí toda la info del taller y el formulario de inscripción:
Y si todavía no te bajaste el PDF gratuito, CLICK AQUÍ
Abrazo grande!
Jada 🦊
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