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- # 22 - ¿Relacionarnos sin estrategias?
# 22 - ¿Relacionarnos sin estrategias?
Torpeza vincular, arte e intimidad
¿Puede el acercamiento entre 2 seres humanos no ser torpe?
En esta entrega:
1. Las notas de la semana + las recomendaciones del Espectador Inquieto
2. ¡Vamos a leer ficción! (marzo)
3. Varieté para juntar dinero para los incendios.
4. Descargable gratuito + Link a entregas anteriores
Esta semana vi varias películas y en todas un denominador común: intentos torpes de acercamiento.
¿Puede el acercamiento entre 2 seres humanos no ser torpe?
La comedia romántica es el género que formaliza la posibilidad de celebrar esa torpeza.
—Ay, todos los tumbos que damos para encontrarnos.
Hay algo hermoso en la torpeza con que intentamos conectar. Al parecer, necesitamos películas para recordar esa belleza.
O la zamba, la chacarera y otros muchos bailes que basan su coreografía en la danza de cortejo.
El contact improvisación es una celebración microscópica (táctil) de las chispas que se producen en el encuentro.
Colisiones, apuros, retiradas, seducciones, malos entendidos, pausas, velocidades, reojos, asperezas, deslizamientos, equilibrios, carne, piel y hueso, arrebatos y estrategia.
Desde hace algunos años, pretendo relacionarme “sin estrategias”. Como si el estrategizar no fuera parte de nuestras posibilidades legítimas.
Muchas comedias explotan hasta el delirio esa tendencia excesiva a racionalizar, mapear, planear el acercamiento al otro como si del robo a un banco se tratara. Ver, por ejemplo, la serie Friends, cuántas escenas de discusión acerca de qué nos conviene hacer para acercarnos al otro.
Hoy me encuentro en una escena de esas y me pregunto si ser salvajemente honesto o si mejor apelar a la frialdad estratégica. Entonces descubro que desde hace años cargo una idea negativa sobre esta posibilidad humana de estrategizar.
Hace unas semanas, mi colega Laila Horwitz hizo un video en el que planteaba algo así como que todo muy lindo con lo de vivir “sin corazas”, pero que a veces las corazas son necesarias.
A veces necesitamos protegernos, a veces necesitamos estrategizar.
Ayer tuve una sesión con alguien a quien estoy acompañando en un proceso creativo. La sesión anterior, ella se había comprometido a sentarse dos veces, durante la semana, a trabajar en su proyecto. Me contó que logró sentarse solo una vez; celebramos que al menos fuera una vez, pero ella agregó que se sentía distraída, desenfocada, y que quería respetar su estado de ánimo actual y no forzarse a hacer cosas sólo por cumplir con una idea. Entonces nos preguntamos si existe la posibilidad de que a veces la idea de no forzar sea una comodidad. La idea de respetarnos a nosotrxs mismxs, ¿puede tener trampa? ¿Cómo discernir cuándo necesitamos llevarnos voluntariamente a algo y cuando no? Por no querer apurarnos, a veces nos atrasamos.

Beach rats
En Beach rats (2017, Eliza Hittman), Harris Dickinson se acerca torpemente a los hombres y dilata el momento de salir del closet. Podemos decir: está bien, todavía no está preparado. Pero también podemos preguntarnos: ¿no está esperando demasiado? Veamos la situación extrema, final, a la que se lleva por ese demasiado.

Barbara
En Barbara (2012, Christian Petzold), Nina Hoss entorpece el acercamiento al doctor porque sabe que el encuentro con él no tiene futuro. ¿Está siendo cuidadosa o está siendo cobarde? El destino disolverá la encrucijada.

A real pain
En A real pain (2024, Jesse Eisenberg), la mesura más reservada y estratégica de Jesse Eisenberg será hackeada por la franqueza salvaje, a la vez encantadora y perturbadora, de su primo Kieran Culkin.

Matt and Mara
En Matt and Mara (2024, Kazik, Radwanski), el tono más comedido o hasta desconfiado de Mara será sacudido por las repetidas espontaneidades de Matt, a la vez libre y desajustado, casi agresivo.
En los últimos tres casos (en el primero también, pero de otro modo), podemos detectar cómo el destino de la narración viene a agitar la modalidad calculadora de un protagonista. En los cuatro casos, dificultades vinculares para un protagonista reservado que se ve, por estrategia narrativa, enfrentado a sus propias estructuras de supervivencia.
Y no se trata de que las estrategias de los personajes sean erradas, sino de que, en algún nivel, se han vuelto un vicio.
El enamoramiento puede ponernos torpes, pero también excesivamente estrategas. ¿Qué te dijo exactamente? ¿Cuáles fueron sus palabras y cuál el gesto exacto que hizo mientras pronunciaba esas palabras? El enamoramiento, una neurosis.

Roland Barthes
En el libro Fragmentos de un discurso amoroso, Roland Barthes disecciona el habla del sujeto enamorado, como si el enamoramiento pudiera reducirse a una serie de signos lingüísticos. Estar enamoradxs como hablar de una determinada manera. Para el sujeto enamorado, cada detalle puede ser interpretado como una señal de A. acercamiento, o B. alejamiento.
Ahí, en ese punto, el romance y el policial se encuentran. Llegar al beso equivale a descubrir al asesino.
“Lo que pretendíamos lograr en esos momentos requería paciencia y un silencio estratégico. Después, cuando empezábamos a hablar, bajábamos el tono de nuestras voces, incluso en lugares ruidosos, para tener que acercarnos. Hacíamos contacto visual con gestos firmes y suaves a la vez, sin llegar a mirar fijo, dejando que nuestros ojos resbalaran cada tanto por toda la extensión de sus cuerpos. No tenía que llegar a ser una mirada de lobo, lasciva; el gesto debía sugerir picardía, como si las desvistiéramos lentamente. El efecto era similar a una especie de hipnosis que inducía a una entrega gradual. El método había funcionado varias veces con las chicas del campus, pero sabíamos que no era algo de lo que pudiéramos estar orgullosos. La universidad no es más que cuatro años de gente irresponsable arrojándose unos contra otros.”
Ayer salía del taller sobre Seinfeld que estoy tomando en Café Artigas cuando un libro me llamó. Flechazo. Un libro de cuentos. Estoy volviendo a los cuentos. Por ahora a enamorarme del género cuento, tal vez en algún momento vuelva a escribir relatos breves. Volví a la fascinación por la ficción breve. Por supuesto, volví a Carver. Y venía pensando que quiero conocer cuentistas nuevos. Entonces me crucé con ese libro.

Jamel Brinkley
El libro es Un hombre con suerte, de Jamel Brinkley, editado en Argentina por Chai Editora. El libro es del 2018 y Chai lo editó en 2020. El primer cuento es una especie de celebración estética de las posibilidades del fenómeno de la seducción y las estrategias de acercamiento. Dos jóvenes universitarios persiguen a dos chicas en una fiesta, luego un devenir inesperado y uno de los finales más hermosos que leí en mi vida. Me hizo llorar, no solo por lo que decía, sino por el hecho de que alguien hubiera articulado ese arte. Muchas veces, en el arte, lloro no tanto por lo que llamamos contenido, sino por lo que llamamos forma. No sólo por lo que se dice, sino también por cómo se lo dice.
A los personajes de Raymond Carver no parece quedarles mucha energía para estrategizar, para tejer romance. Algunos, todavía lo intentan. Un matrimonio vencido alquila una casa de verano para un último intento de salvar la pareja. Pero ¿qué es salvar una pareja? ¿Qué es salvar una relación?
A Carver no parece importarle tanto si la relación “se salva” o no. Sus relatos apuntan a ponernos en contacto con otra cosa. Si la intimidad entre sus personajes es puesta en cuestión, los relatos invitan al lector a entrar en una intimidad, desconcertante, con algo de otro orden, misterioso. La ternura podrá expresarse en un gesto humano, pero, sobre todo, irrumpirá en lo animal, en lo inanimado, en una imagen de la luna, en un campo visto (o soñado) desde la ventana de una cocina.
Carver es un gran investigador del pasmo. La mayoría de sus relatos tratan de parejas o de relaciones familiares, intimidad, encuentro; pero las posibilidades del encuentro, en Carver, parecen asediadas por un misterio. ¿Quién es el otro? ¿Quién es ese otro tan íntimo que de pronto parece tan extraño? Muchas veces a través de la irrupción de lo animal —literalmente, de animales—, los personajes, los humanos, parecen poder reconocer, aunque sea intuitivamente, una distancia enorme que les separa de sus pares humanos. Como decían, hay más similitudes entre un ser humano y un caballo que entre un ser humano y otro. Carver se obsesionará con los caballos; y nosotrxs nos obsesionaremos con Carver, que parece llamarnos desde la noche. En la noche carveriana, ya no sabemos muy bien quiénes somos, quiénes son las personas que amamos, quién es el vecino, que saca babosas de sus plantas.

Raymond Carver
En marzo guiaré un taller de lectura de 4 encuentros en el que nos sumergiremos en la narrativa de Carver. Carver es ideal tanto para quienes no tienen mucha práctica en la lectura de ficción, como para quienes sí. Como sus cuentos sostienen grandes niveles de ambigüedad y ambivalencia, es un autor muy dador de la conversación.
¿Te interesa leer ficción?
¿Te interesa hacerlo en grupo, conversar, investigar?
Te invito a este espacio pues!
Si gustas leer más de mis notas sobre las 4 películas recomendadas en esta entrega, te invito a seguirme en mi cuenta de Letterbox, donde llevo un diario de las películas que veo y voy haciendo algunas reseñas.
Para ver el archivo con los links a las películas recomendadas, CLICK AQUÍ

Si estás por Buenos Aires, el sábado 22 de febrero estoy organizando esta varieté para juntar un dinero para apoyar a la gente del sur con los incendios. Es a la gorra y el grupo de invitadxs es demasiado hermoso! Será en Café Artigas, en Artigas 1850, CABA. A las 21hs.
“Qué pasa cuando nos interesamos
por lo que nos pasa?
Si este newsletter te aportó algún valor, si te inspiró o dio algo que puedas valorar, ¿te gustaría compartirlo con alguien que también pueda recibir inspiración y herramientas?
Hasta el viernes próximo!
Gracias!!!
Jada
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