# 23 - ¿Por qué leer ficción?

Los ministerios de la ficción

¿Será esa la función del arte de la ficción? ¿Arrimarnos a lo imposible?

En esta entrega:
1. Las notas de la semana
2. En marzo leemos a Carver (club de lectura)
3. Las recomendaciones del Espectador Inquieto
4. Mañana hay varieté!
5. Descargable gratuito y link a entregas anteriores

Fuente (Marcel Duchamp)

El gesto de Marcel Duchamp de exponer un urinario en un museo puso de manifiesto algo que tal vez ya se venía gestando como parte de un proceso evolutivo natural, algo que teníamos que ver: la comprensión de que todo puede ser valorado estéticamente.

En un artículo de 2020, Waldemar Januszczak se pregunta si el urinal de Duchamp, más que la intención de decir que todo puede ser arte, no tenía otra intención de simbolizar, no sin cierta misoginia, una vagina. ¿Fue la fuente en verdad creada por una amiga de Duchamp? ¿El artista le robó la obra a su amiga Elsa? Hay quienes dicen que sí, hay quienes lo desmienten. Como sea, más allá de las intenciones de su autor, quien sea que haya sido, el efecto que esa obra tuvo en tanto gesto estético-político es innegable. Se la considera, a veces, la obra de arte más influyente del siglo XX. Lo que pareciera que necesitamos leer en esa obra, más allá de sus intenciones, fue un recordatorio: todo puede valer como arte.

Todo puede ser apreciado como arte. No es que todo sea arte, sino que todo puede ser visto como arte. El arte no es tanto la cosa sino una manera específica de mirar la cosa. Muchos años después que Duchamp, Tracy Emin expuso su cama en un museo. La cama cargaba (carga, porque se sigue exponiendo) algo más personal que el urinario. Pero Emin, aun hoy, es juzgada por hacer de su cama una obra de arte.

The bed (Tracy Emin)

Y Andy Warhol, sus latas Campbell. Y Flaubert, detalles insignificantes y la historia de una campesina, que antes no habría merecido protagonizar ningún relato.

Pensar, hoy, que las figuras de caballos en esas cuevas de Francia de hace 40.000 años son arte no implica que para las personas que las pintaron hayan sido arte. Lo más probable, de hecho, es que ni tuvieran un concepto para significar lo que hoy intentamos con el concepto arte.

¿Qué nos permite la idea del arte?

En buena medida, lo que el concepto arte nos permite es que una lata, una cama, un urinario y una campesina, puedan ser (percibidos como) arte. Algo impensable unos cientos de años atrás, al menos en la historia del arte occidental europeo.

¿Cómo es para una cultura que no tiene el concepto arte? ¿Cómo sería nuestra vida social sin ese concepto? ¿Podemos hacer ese ejercicio de imaginación?

Si el concepto específico nos permite recortar un tipo de experiencia, ojalá específica, podemos preguntarnos: ¿cuál es la especificidad del arte —de lo que llamamos arte?

Un concepto específico define un adentro y un afuera. Si hay amigo es porque hay no-amigo. Si decimos que hay juego, al mismo tiempo estamos diciendo que hay no-juego. Si decimos que hay diversión, al mismo tiempo decimos que hay no-diversión. ¿Qué significa divertirnos? Y la pregunta más importante: ¿qué significa no divertirnos?

Vuelvo, una y otra vez, al problema de la supervivencia. Esta semana tuve una sesión de acompañamiento con alguien que está organizándose para dar lugar a su proceso creativo. Vimos que era importante que se pudiera hacer el espacio (tiempo concreto en la agenda) para dedicarse a crear. ¿Crear qué?, fue la pregunta. Un dibujo, una clase, lo que fuera; el punto, le propuse, es que durante esas horas, dentro de ese marco de tiempo, la supervivencia no sea la fuerza organizante. Si la decisión es la de usar ese tiempo para crear una clase, que, aunque la clase vaya a dar dinero, la decisión de dedicar ese tiempo a eso no sea motivada por la necesidad de hacer dinero.

Separar lo que es supervivencia de lo que no, es difícil. Está todo muy mezclado. Pero pienso que marcar la diferencia nos sirve para reflexionar. Una definición de diversión podría ser: estado de no-supervivencia.

¿Qué es no divertirnos? Funcionar solo en modo supervivencia. El modo supervivencia es el modo resolución de problemas. Pienso que ese modo, que es un modo perceptivo, un tipo de inteligencia, captura demasiado nuestra vida. Produce cierta creatividad y cierto flujo de energía, pero una creatividad acotada y un flujo de energía demasiado condicionado por la adrenalina. Por supuesto que podemos divertirnos resolviendo problemas. En mi experiencia personal, diría que cuando puedo divertirme resolviendo alguna cuestión de supervivencia ya no estoy (no solamente) funcionando en modo-supervivencia.

El modo-supervivencia propiamente dicho sería el modo estrés-cortisol, la preocupación, el cuerpo apretado para, como se dice, salvar las papas. Si al proceso de salvar las papas puedo agregarle diversión, interés y curiosidad, lo que estoy haciendo es ampliar la percepción y recontextualizando una situación de supervivencia dentro de un marco más amplio al que le podemos llamar juego

Es como pelear en cámara lenta. Es como inyectar espacio entre las reacciones. Es seguir corriendo, pero con asombro.

Es comprender que, aun en las situaciones de supervivencia más extremas, hay otras cosas en juego. Es poder saborear el momento en que, como parte de una coreografía de resolución de problemas, hacemos un gesto excesivo, dramático, casi chistoso. Chistoso por innecesario. Es poder distinguir el dolor real del sufrimiento innecesario. Es poder reír de esa cuota de teatro que adosamos a los acontecimientos difíciles.

Es el obrero de Rancière que, en medio del trabajo pesado, levanta la vista y pierde su mirada ociosa en la contemplación estética de un campo ralo.

Es el ocio, en medio de la tormenta. 

Como hablábamos unas entregas atrás, el ocio es importante como portal de acceso a la creatividad artística. Entendemos el ocio como una relajación del modo supervivencia. No tanto como un vacío, sino más como una disponibilidad. Esa disponibilidad nos permite percibir de otra manera. Tal vez el arte no sea más que un juego perceptivo diferente al juego perceptivo de la supervivencia. Diferente o, si se quiere, más amplio. Arte es poder mirar las cosas de otra manera. Siempre de otra. Siempre otra. 

Aristóteles propuso que “no corresponde al poeta decir lo que ha sucedido, sino lo que podría suceder.” A eso, Ticio Escobar agrega: “Asumir el conflicto posible/imposible resulta menos arduo para el arte, cuya dependencia de anacronías, destiempos y discordancias con su propio presente refuerza su capacidad de imaginar horizontes temporales alternativos. No se trata de la aptitud de predecir, sino de la de vislumbrar, o conjeturar al menos, otros niveles de realidad en clave de sensibilidad, imaginación, voluntad o deseo. Se trata, pues, de la capacidad de detectar, desde los ministerios de la ficción, la posibilidad de realizar lo proyectado, más allá de las previsiones razonables.” Y más adelante agrega que “al igual que la política, el arte debe contemplar la posibilidad de lo imposible.”

¿Será esa la función del arte de la ficción? ¿Arrimarnos a lo imposible? 

Para más sobre las funciones posibles del leer y hacer ficción, te invito a leer mi artículo recién publicado ¿Por qué leer ficción?

En marzo leemos a Carver

Para quién 

Para quien quiera recuperar la práctica de leer ficción.
Para quien le interese la literatura de Raymond Carver.
Para quien tenga curiosidad por la literatura norteamericana.
Para quien tenga interés en explorar el problema de las relaciones humanas en el arte.
Para quien busque inspiración para escribir y crear ficción.

Propuesta

Leeremos dos cuentos para cada encuentro. En total 8 cuentos. También algún poema. Se propondrán líneas de lectura. Conversaremos y buscaremos crear sentidos colectivamente, valorando los desacuerdos. Porque esta es una literatura que fomenta la ambivalencia y no entrega sus significados servidos en bandeja. Los textos a leer estarán disponibles en PDF. Se compartirá material extra, como artículos críticos y teóricos, tanto de Carver como de otros autores, para potenciar las posibilidades de la lectura. 

Comienza: Miércoles 12 de marzo - 4 encuentros / 8 cuentos
Horario: Miércoles de 18,30 a 20,30 hs
Dónde: Café Artigas - Artigas 1850 CABA


Para quien no pueda presencial, o prefiera, estoy armando también un grupo online.

Para quien esté por Buenos Aires:

A la gorra!

Las recomendaciones del Espectador Inquieto

Jada con Carver en Café Artigas

Catedral (Raymond Carver, 1983)

El jueves me encontré con uno de mis libros favoritos en la Librería Astronauta del Café Artigas. Como en la entrega anterior recomendé 4 pelis (llámenme entusiasta!!!), hoy sale una recomendación literaria. Por supuesto, para seguir con la obsesión de mi vida y particularmente de estas semanas, tal vez mi favorito de Carver. Catedral es el primer libro de cuentos de Carver que leí. Literalmente, como ya lo he dicho, me cambió la vida. Si no leíste a Carver, te recomiendo empezar por este libro. Si lo leíste, te recomiendo llegar a este libro, o darle una releída. No voy a decir mucho más. En el artículo que compartí más arriba sobre por qué leer ficción hablo algo de la narrativa de Carver, y hace poco subí a Youtube una clase sobre el cuento que da título al libro: Catedral. Se encuentra fácilmente en PDF. Te lo recomiendo mucho. Es una buena manera también de reconectar con la lectura de ficción si es que no la venís practicando mucho. Y si te entusiasmas, en marzo te sumas al grupo de lectura.

Si te quedas con ganas de recomendaciones de pelis, pasa a la entrega anterior del newsletter que seguro te quedó alguna sin ver.

“Qué pasa cuando nos interesamos
por lo que nos pasa?

Stanely Cavell

Si este newsletter te aportó algún valor, si te inspiró o dio algo que puedas valorar, ¿te gustaría compartirlo con alguien que también pueda recibir inspiración y herramientas?

Hasta el viernes próximo!
Gracias!!!
Jada 

Reply

or to participate.