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Todo es materia prima # 51
Los mapas de la intimidad
¿Alguna vez te viste en una foto y pensaste "quién es esa persona"?
En esta entrega:
1. Notas de la semana
2. Nuevos episodios del podcast!
3. Abierto el programa de escritura “Mapas imposibles”
5. El Espectador Inquieto recomienda…
7. Link a entregas anteriores + Descargable gratuito

John Cheever
Hay un cuento de Raymond Carver en que un fotógrafo toca el timbre de la casa del protagonista con intención de venderle unas imágenes que hizo de la casa desde la calle. En una de las fotos, el protagonista se ve a sí mismo, de lejos, desde afuera, en la ventana de la cocina, con la mirada perdida.
Y algo le sucede—algo inquietante, pero también liberador.
Vernos desde afuera ¿no puede ser perturbador?
Vernos desde el ángulo que otros tienen de nosotros, ¿qué nos produce? Ay, esa sensación de extrañeza ante lo más familiar: nuestro propio cuerpo, nuestro propio rostro.
Tal vez se trate de la misma incomodidad que sentimos a veces cuando escuchamos nuestra voz, grabada, o cuando alguien nos cuenta algo que dijimos y no suena para nada a como nosotros lo recordábamos.
—¿En serio lo viviste así?
—Sí.
—Oh…
El territorio de lo familiar
Vivimos rodeadxs de personas que creemos conocer completamente. Sabemos (creemos saber) cómo van a reaccionar, qué van a decir, cuáles son sus gestos característicos—el identikit. Construimos mapas de la intimidad tan detallados y precisos que a veces olvidamos que estamos navegando con mapas, y que cuando entremos a la habitación, el otro tal vez no esté alló, esperándonos.
¿No es la intimidad una suerte de constante disrupción—un dominó de accidentes y torpezas que parecen querer decirnos, a los gritos, que ya es hora de levantar la vista de ese viejo mapa?
Nos obsesionamos con el viejo mapa…
Hasta que algo se rompe.
Hasta que tu hermana dice algo que jamás esperabas que dijera. Hasta que tu mejor amigo toma una decisión que te hace preguntarte si realmente lo conocías. Hasta que alguien gira para el otro lado y oh, sorpresa, revela un perfil oscuro, acaso feo, y tal vez feo porque no acostumbrado.
Hasta que te das cuenta de que esa persona con la que compartiste la cama por muchos años tiene pensamientos, deseos y temores que son completamente ajenos—ajenos a tu diagrama del otro.
La ficción como laboratorio
Los escritores (los artistas en general tal vez, y especialmente, creo, los creadores de ficción) trabajamos constantemente con esta tensión entre lo conocido y lo desconocido. Muchas veces, creamos personajes que parecen familiares al lector, que generan empatía, reconocimiento… y después… los hacemos explotar—al menos, desfigurarse.
Es lo que sucede cuando un personaje que parecía el héroe hace algo imperdonable. O cuando descubrimos que la voz narradora en la que confiábamos nos estaba mintiendo, desde el principio.
O cuando el final de un cuento nos obliga a releer todo con otros ojos.
Una puerta que se abre
En los 2 últimos episodios de mi podcast (“La luna de Raymond Carver” y “No te reconozco”), estrenados ambos esta semana, exploro esta fascinación por los momentos donde lo familiar se desajusta. Esos instantes donde la percepción se desplaza y vemos a los otros—y a nosotros mismos—como si fuera por primera vez.
No se trata solo de un recurso narrativo. Es una forma de conocimiento. Una manera de abrir puertas que ni sabíamos que estaban cerradas. El pasmo como un gesto existencial necesario.
Si te interesa explorar cómo construir estos momentos en tus propias ficciones—cómo generar esa fractura perceptiva sin que se sienta artificial—te invito a descubrir "Mapas Imposibles", un programa de escritura donde estudiamos y perfeccionamos el arte del relato.
Porque tal vez de eso se trate escribir: de llevarnos al borde de nuestros propios mapas del mundo.
Entonces… Para escuchar los episodios…
Y… Para conocer el programa MAPAS IMPOSIBLES, CLICK AQUÍ.
El Espectador Inquieto recomienda…

Cheever
El día que el cerdo cayó en el pozo (relato breve de John Cheever)
Como recomendación de esta semana, te invito a escuchar los episodios del podcast, que están llenos de referencias a literatura, cine y teatro—películas, series, cuentos, hay un amplio menú para elegir.
Pero para decir “bueno, elijamos algo”, te voy a recomendar el relato de John Cheever “El día que el cerdo cayó en el pozo”, del cual ya había hablado en otro episodio, y que volvió a aparecer… porque… sí, ¡me obsesiona!
Lo encuentras en la carpeta de Drive con textos recomendados:
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